Luego del Brexit, en Escocia, Gales e Irlanda del Norte plantean referéndums independentistas para seguir en la UE, mientras que partidos de ultraderecha en Francia, Holanda y Eslovaquia quieren imitar a los británicos y abandonar el bloque.
Jorgelina Perez/Agencias
La decisión de Gran Bretaña de abandonar la Unión Europea (Brexit) provocó un sacudón no sólo en el Viejo Continente sino también dentro de los propios países que forman el Reino Unido y que pretenden lograr su independencia para seguir perteneciendo al bloque.
Antes y después del referéndum del pasado jueves 23 en el que los británicos resolvieron abandonar la UE, el gobierno de Escocia había expuesto su voluntad de continuar en el bloque y reflotó la idea de lanzar un nuevo referéndum independentista.
La opción de un nuevo referéndum está “sobre la mesa”, afirmó la primera ministra y líder de los independentistas del SNP, Nicola Sturgeon, quien dejó en claro que pretende “adoptar todos los pasos posibles” para asegurar la continuación de Escocia “en la UE y el mercado común”.
Los escoceses ya votaron en 2014 en contra de la independencia del Reino Unido, pero la situación cambió, recalcó Sturgeon.
En Gales, la líder del Partido Nacionalista Plaid Cymru, Leanne Wood, instó por su parte a avanzar en una “nueva unión de naciones independientes” en el Reino Unido.
“A pesar de que esta situación no la hemos creado nosotros, el Plaid Cymru cree que rediseñar el actual Reino Unido es la única opción posible. Una nueva unión de naciones independientes que trabajen juntas por el bien común”, afirmó Wood en una entrevista con la cadena ITV.
Y en coincidencia con Sturgeon destacó que el Brexit “lo ha cambiado todo”, ya que hasta el momento el partido nacionalista había hablado de un Gales independiente pero a largo plazo.
Una encuesta difundida este lunes por el diario Daily Record reveló que el 54% de los escoceses está a favor de independizarse del Reino Unido.
Es que en Escocia el 62% votó por la permanencia en la UE. En Irlanda del Norte el 55,8% se mostró partidario de seguir en el bloque mientras que en Gales, el 52,5 % votó a favor de romper lazos con Bruselas.
Tanto en Edimburgo (capital de Escocia) como en Belfast (de Irlanda del Norte), el resultado de la consulta levantó voces a favor de convocar consultas para decidir sobre su independencia respecto al Reino Unido.
El Brexit incrementó de tal manera las solicitudes de pasaportes de la República de Irlanda por parte de ciudadanos británicos que Dublín debió llamar a la “calma” ante lo que calificó como un “innecesario aumento” de pedidos.
Todos los nacidos en Irlanda, ya sea en el norte o en el sur, tienen derecho a un pasaporte de la República de Irlanda. Lo mismo que los británicos hijos de irlandeses y, en algunos casos, los nietos.
El ministro irlandés de Asuntos Exteriores, Charlie Flanagan, advirtió que esa situación está poniendo en “apuros” a los servicios consulares y entorpeciendo los trámites de “aquellos que necesitan un pasaporte con urgencia”.
“El aumento del interés indica claramente que existe preocupación entre algunos británicos respecto a la posibilidad de que los derechos de que disfrutan como ciudadanos de la UE se acaben inmediatamente”, indicó Flanagan.
Además, el Departamento de Asuntos Exteriores de Dublín registró un marcado aumento de consultas de ciudadanos del Reino Unido, especialmente de Irlanda del Norte, que consideran la posibilidad de mudarse a la República de Irlanda.
Las olas independentistas dentro del Reino Unido encendió las alarmas en Londres, donde el portavoz oficial del renunciante primer ministro David Cameron aseguró que un nuevo referéndum es “lo último que Escocia necesita ahora”.
Más acotada, pero mucho más virulenta, fue la réplica en Gibraltar, territorio español bajo ocupación colonial británica, donde el ministro principal, Fabian Picardo, anticipó que buscará fórmulas para proteger la pertenencia del peñón a la UE.
En una entrevista a la agencia británica Press Association (PA), Picardo consideró que el Brexit debería hacerse efectivo solo en Inglaterra y Gales, las regiones británicas que votaron por la ruptura, y llegó a sugerir incluso que Londres permaneciera en la UE
Réplica europea. En medio de las negociaciones y el apuro de los líderes europeos por llevar adelante la salida de Gran Bretaña de la UE, partidos de la ultraderecha de Francia, Eslovaquia y Holanda ya iniciaron sus campañas de referéndums para que sus países también salgan del bloque comunitario.
En Holanda, la formación xenófoba Partido de la Libertad, al mando de Geert Wilders es la principal defensora para organizar una votación sobre la salida del país de la UE.
Una encuesta realizada por la televisión pública holandesa, anterior al referéndum británico, mostró que un 54% de los participantes querría votar sobre la pertenencia de su país a la UE, y que un 48% votaría a favor de irse y un 45% de quedarse.
Sin embargo, el primer ministro Mark Rutte aseguró que un referéndum en su país iría en contra de los intereses nacionales y tendría “grandes consecuencias” para su estabilidad y prosperidad.
Además, Holanda no tiene ninguna disposición en su legislación que le permita celebrar un referéndum acerca de su salida de la Unión.
En Francia, la primera en celebrar públicamente el Brexit fue la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, una histórica agorera de la “muerte de la Unión Europea”, que aprovechó la ocasión para exigir un referéndum en su país.
“¡Victoria de la libertad!. Como lo pido desde hace años, ahora es necesario el mismo referéndum en Francia y en los países de la Unión Europea”, escribió en Twitter apenas se conoció el resultado británico.
En el caso de un Frexit, como propone Le Pen, un sondeo del instituto demoscópico Odoxa publicado en el semanario “Paris Martch” reflejó que el 64% le diría que no a esta posibilidad y dos de cada tres franceses apuestan a quedarse en el bloque.
Por su parte, el ultraderechista Partido Popular Nuestra Eslovaquia (LSNS) lanzó este lunes una campaña de recolección de firmas para convocar a un referéndum similar al británico.
Marian Kotleba, líder del LSNS y gobernador de la región de Banska Bystrica, está agitando esta posibilidad, y si logra 350.000 firmas -alrededor del 8 por ciento del padrón electoral- el presidente Andrej Kiska estaría obligado a convocar a una consulta vinculante en 30 días y para que el resultado sea válido, la participación tiene que superar el 50% del padrón.
“Los ciudadanos de Gran Bretaña decidieron rechazar los dictados de Bruselas. Entendieron que la permanencia en la UE significaría su gradual desaparición”, afirmó Kotleba en su cuenta de Facebook.
Y recalcó que “es la hora de que Eslovaquia salte también de este Titanic europeo que se hunde”.
El LSNS, de tradición y pasado neonazi, obtuvo 209.000 votos en las legislativas de marzo último y fue el quinto partido más votado de las ocho formaciones que entraron en el Consejo Nacional, donde tiene 14 de los 150 escaños.