Científicos de todo el mundo trabajan para crear una forma de medir un kilo que sea global, sin necesidad de depender de la medida estándar que hay en París.
Científicos de todo planeta realizan un trabajo en conjunto para crear una forma de medir un kilogramo que sea global, sin necesidad de depender de la medida estándar que hay en París.
El kilogramo es un simple objeto que tiene 127 años y está resguardado bajo estrictas medidas de seguridad en la Oficina Internacional de Pesas y Medidas (BIPM) en Sèvres, cerca de París, Francia.
Está ubicado en una cámara subterránea que sólo puede ser abierta con tres llaves que poseen tres personas diferentes.
Sin embargo, los expertos descubrieron que este objeto cilíndrico de metal del tamaño de un huevo tiene fluctuaciones que alteran su masa.
En 2003 perdió alrededor de 50 microgramos, el equivalente a un grano de arena, pero en 2013 volvió a ganarlos. Por eso la ciencia busca otra forma de medir un kilogramo que sea inalterable en cualquier parte del mundo.
Con otros aspectos de la naturaleza ya se ha logrado: un segundo es lo que duran 9.192.631.770 ciclos de un átomo de cesio 133 a una temperatura de cero absoluto y metro es la longitud que recorre la luz en el vacío en un intervalo de 1/299.792.458 segundos.
La Oficina Internacional de Pesos y Medidas (OIPM) busca redefinir al kilogramo basado en un valor fijo de la constante de Planck, concepto introducido en 1900 por el físico alemán Max Planck, que trataba de averiguar si había una unidad mínima de energía de un modo similar al que una molécula de agua es la cantidad mínima de ese líquido. Según este científico la energía se podía representar como paquetes aislados o cuantos, lo que es el embrión intelectual de la física cuántica.